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La minería y la justicia hasta la Independencia

Muestra archivística

La minería y la justicia hasta la Independencia

La muestra archivística “La minería y la justicia hasta la Independencia” pone a disposición de la ciudadanía un ejemplo de la evolución en los procesos judiciales que se realizaron en los siglos XVII, XVIII y XIX sobre las visitas, registros y denuncias de minas que se encontraban en la zona del actual municipio de Villaldama y cerca de Monterrey.

Los expedientes que se muestran son parte del acervo histórico del Poder Judicial del Estado de Nuevo León y develan procesos muy puntales sobre la minería en el Nuevo Reino de León, además de aproximarnos a contextos y realidades en donde la entidad estaba en un proceso de consolidarse como punto estratégico para el norte de la Nueva España, más aún con la inminente guerra de Independencia iniciada en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 y concluida el 27 de septiembre de 1821.

Visita de oficio de la Real Justicia a las minas del Real de San Pedro de Boca de Leones, marzo de 1696.

El Real de San Pedro de Boca de Leones surgió gracias al descubrimiento de un rico yacimiento de plata de baja ley en una de las puntas del cerro del mismo nombre en el año de 1690. Su mina principal se llamó San Francisco de Asís, de la que por su extensión y riqueza se separó una parte de ella, la cual se llamó y encomendó a Nuestra Señora de los Dolores.

Este expediente da cuenta de la visita de inspección que ordenó el Alcalde Mayor y minero con décadas de experiencia Juan de Lastres y Castillo. Al concluir las investigaciones, los veedores contratados informaron que la mina de la Señora de los Dolores estaba en terrible estado. Ante ello, se mandó a los parcioneros que se encargaran de arreglarla bajo la pena de que se les despojaría de la propiedad, pues de ella dependía la parte más importante del sustento del Real. Esto resultó fundamental para vislumbrar las faltas administrativas y presunta corrupción durante años en esta época y lugar.

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Expediente 1-1696
Visita de Oficio de la Real Justicia a la mina de San Francisco de Asís, agosto de 1696.

La presunta falta de caudal de los parcioneros de la mina de Nuestra Señora de los Dolores y las noticias de que en realidad la mina de San Francisco de Asís tenía graves daños dio lugar a una segunda inspección de las minas de este Real en agosto de 1696.

En este expediente, los veedores encomendados de hacer la revisión hicieron notorio al Alcalde Mayor que la mina de San Francisco en realidad estaba en peores condiciones, a tal punto de que los pilares que sostenían su entrada habían sido carcomidos por los mismos trabajadores para sacar algo de plata. En este punto, se decía que la población estaría en peligro de desaparecer, pues su supervivencia dependía de una mina cuya entrada estaba por hundirse ante el inminente derrumbe que ocasionarían las lluvias de septiembre, pues el cerro en que se hallaban era de tierra floja.

De esta forma, el documento revela sobre la mala administración que se tuvo en minería por inexperiencia y corrupción, siendo un parteaguas para un mejor desempeño de la actividad minera en el norte del Nuevo Reino de León.

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Registro de una veta virgen en el Real de San Carlos del Vallecillo por Francisco Villafranca en el año de 1767.

Francisco Villafranca en el año de 1767 se unió a otros empresarios y hombres deseosos de invertir su caudal en la aventura de dar forma al Real de San Carlos del Vallecillo, una nueva población que de haber sido una hacienda se había convertido en un Real; es decir, un pueblo dedicado a la minería.

Este expediente es un testimonio de aquel acontecimiento, pues es uno de los primeros registros de una veta virgen en dicho lugar. La localización de la mina se dio al noroeste, en donde en los siguientes años se irían encontrando más y más yacimientos que le darían fama a la futura villa. Sus minerales consistieron en plata de baja ley y plomo, adecuados para el beneficio de metales por el método de fuego, una técnica poco especializada pero eficaz para este tipo de metales. El Alcalde Mayor, Juan Ángel de Ibarra, concedió sin dilación la licencia para que la veta fuera trabajada conforme a las ordenanzas y así impulsar la economía de la nueva región, el nuevo reino y de la Corona Española.

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Expediente 3-1767
Registro de una veta en el Real de Santiago de las Sabinas por el clérigo Juan Nepomuceno Larralde en el año de 1775.

Se cree que el renovado interés por el hallazgo de vetas al norte del Nuevo Reino de León llegó a otras poblaciones que tenían una tradición minera desde finales del siglo XVII pero que su edad de oro había pasado. Tal es el caso del Real de Santiago de las Sabinas (Sabinas Hidalgo), pues en el archivo se encuentran diversos denuncios de minas que van de 1766 hasta 1775.

Así, se halla este registro de una veta en 1775 por Juan Nepomuceno Larralde, quien fuera clérigo presbítero domiciliario del obispado de la Diócesis de Linares, y que se encontró en las mediaciones con el Real de San Carlos del Vallecillo. Tal como las demás minas, esta parecía ser rica en plata de baja ley. El Alcalde Mayor, José Cordero Ruíz, le concedió la licencia y le ordenó trabajarla.

De esto también llama la atención quien denuncia la mina: un clérigo. Durante la época, nuevas familias fueron llegando al reino, y la mejor forma de ganar poder y a la vez demostrarlo fue teniendo un hijo eclesiástico. Mantener una mina era costoso, lo cual da muestra del caudal e influencia que podía gozar alguien con este puesto durante la época.

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Expediente 5-1910
Denuncio de mina por parte de Joaquín Flores y Matías Garza. Febrero de 1810

Joaquín Flores y Matías Garza, ambos del Real San Carlos de Vallecillo y operarios de Mina, piden que se les tome posesión de una mina vieja que fue trabajada durante muchos años por Don José Cordero Ruiz, encontrándose cerca de la hacienda de las señoras Plazas.

Estas dos personas pedían que la mina fuera nombrada Nuestra Señora del Refugio, sin embargo, las autoridades encontraron un problema; pues a principios de 1810 aquel nombre se le concedió al yacimiento trabajado por Don José Alejandro Ramón de Burgos y Don José de Jesús Rocha, por lo que se designó a un perito para que verificara la extensión de aquella mina.

Las autoridades citaron a José Alejandro y a Jesús Rocha, para saber si tenían inconvenientes en que el nombre de la mina denunciada por Joaquín Flores y Matías Garza fuese llamada Nuestra Señora del Refugio; tanto José Alejandro como Jesús Rocha no tuvieron reparos en ceder el nombre de su yacimiento.

Por lo tanto, aquel febrero de 1810 existieron dos minas llamadas Nuestra Señora del Refugio, pero con diferentes dimensiones.

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Expediente 5-1910
Denuncio de una mina por parte de José Joaquín Flores. Julio de 1810

José Joaquín Flores vecino y minero del Real de San Carlos de Vallecillo, solicitó la posesión y el denuncio de una mina en la jurisdicción de Nuestra Señora del Refugio, encontrándose el terreno cerca de la casa del difunto Joaquín García. Además, comentó que la veta pudiera dar oro, plata, plomo, cobre, o lo que Dios quisiera darle.

El teniente de gobernación y subdelegado del Real de San Carlos de Vallecillo, Santiago Vedia y Pinto, ordenó que se le diera posesión de la mina al señor José Joaquín Flores, con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.

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Expediente 6-1810

Última actualización: Abril 2, 2024