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Independencia y Justicia

Con motivo del aniversario 211 del inicio de la Independencia de México (16 de septiembre) y 200 de su consumación (27 de septiembre), el Poder Judicial del Estado de Nuevo León, en coordinación con la Dirección del Archivo Judicial, presenta la galería virtual “Independencia y Justicia”, en la que se exponen expedientes judiciales que datan de 1810; justo cuando sucedían las conspiraciones para iniciar la lucha independentista.

Estos expedientes también nos registran cómo se realizaban las denuncias de minas y los procesos penales que se seguían, dando muestra del tipo de ejercicio jurídico que se utilizaba antes del México independiente.

Los sucesos expresados en los procesos judiciales que se muestran se llevaron a cabo en Real San Pedro Boca de Leones (Villadama), Valle de San Mateo del Pilón (Montemorelos) y Real de San Carlos del Vallecillo (Vallecillo).

Diligencia de denuncio y posesión de mina. Febrero de 1810

Don José Alejandro Ramón de Burgos y Don José de Jesús Rocha, quienes eran vecinos y mineros del Real de San Carlos del Vallecillo, reclaman la posesión de una mina con el nombre de Nuestra Señora del Refugio, para poder trabajarla y obtener oro, plata, plomo o lo que Dios quisiera darles.

Don Santiago Vedia y Pinto, teniente y subdelegado del Real de San Carlos del Vallecillo, después de examinar las diligencias hechas por el perito Raymundo Aguirre y citar a testigos para saber si conocían a José Alejandro Ramón de Burgos y a Don José de Jesús Rocha, otorgó el permiso y la adjudicación de la mina.

Diligencia de denuncio y posesión de mina

Privación ilegal de la libertad de María Ignacia Tamara. Febrero de 1810

El teniente de justicia de Valle de San Mateo del Pilón (hoy Montemorelos), Pedro de Berria y Inchaurriqui, hace saber que la señora Canuta Fuentes se presentó ante él, informando que, desde el mes de agosto de 1810, el indio Polito Casiano, del pueblo de San Pedro Boca de Leones (Villaldama), raptó a su madre María Ignacia Tamara

Acerca de este hecho, Canuta Fuentes le presenta al teniente Pedro de Berria una carta en donde María Ignacia Tamara expresa y solicita su rescate y regreso con su familia, por lo tanto, Canuta le suplica al teniente y al Rey de España que le presten ayuda para recuperar a su madre y entregarla a su padre Vicente Tamara.

Privación ilegal de la libertad de María Ignacia Tamara

Extravío de ganado. Junio de 1810

Juan Martínez de la Cruz, mozo de don José Manuel Sobrevilla, fue arrestado por extraviar a un ganado macho después de estar cuidando a unas mulas. La reclamación se da después de que don José le pidió a Juan que fuera a buscar al macho de su ganado, sin embargo, este no lo hizo y abandonó su trabajo; algo que el mozo ya estaba considerando desde hacía tiempo, ya no ser empleado de Don José.

Las autoridades le pidieron a Juan reparar el daño, puesto que dicho animalito era el único macho con el que contaba don José. Con respecto a esto, la madre de Juan, Josefa Gertrudis, le pidió al gobernador político y militar del Nuevo Reino de León, don Manuel de Santa María, que no fuera molestada por las autoridades judiciales del Real de San Pedro Boca de Leones.

La petición no fue fructífera y la señora declaró ante las autoridades que el daño ya había sido reparado, puesto que el macho, como el que se extravío, ya había sido encontrado, pero el Juez del partido de Boca de Leones no le quería firmar el certificado de que ese animalito era el que don José Manuel Sobrevilla buscaba.

Extravío de ganado

Denuncio de una mina por parte de José Joaquín Flores. Julio de 1810

José Joaquín Flores vecino y minero del Real de San Carlos de Vallecillo, solicitó la posesión y el denuncio de una mina en la jurisdicción de Nuestra Señora del Refugio, encontrándose el terreno cerca de la casa del difunto Joaquín García. Además, comentó que la veta pudiera dar oro, plata, plomo, cobre, o lo que Dios quisiera darle.

El teniente de gobernación y subdelegado del Real de San Carlos de Vallecillo, Santiago Vedia y Pinto, ordenó que se le diera posesión de la mina al señor José Joaquín Flores, con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.

Denuncio de una mina por parte de José Joaquín Flores

Intento de homicidio, denunciado por la señora María Paula Guajardo, vecina del Real de San Pedro de Boca de Leones. Septiembre de 1810

La señora María Paula Guajardo, vecina del Real de San Pedro Boca de Leones (Villaldama) denunció que el herrero del pueblo de nombre Pedro, mató a un cachorro sin motivo alguno. La acalorada acusación llegó hasta el punto en que el herrero se presentara en la casa de María Paula para reclamarle fuertemente, diciendo que lo dejara en paz; puesto era una mujer sucia, indigna y desacreditada ya que trabajaba en un lugar de mala pinta.

Por lo que dice el expediente, la dama ya tenía problemas con su esposo, pues cuando este llegó a la casa, al escuchar las injurias que Pedro le dirigía a su esposa, se llenó de cólera, tomó una navaja, pero no para ahuyentar a Pedro, sino para agredir a María, quien fue salvada de una muerte inminente por el oficial de herrería, Rafael.

Al final, solo el esposo de María resultó preso por intento de homicidio.

Intento de homicidio

Denuncio de mina por parte de Joaquín Flores y Matías Garza. Febrero de 1810

Joaquín Flores y Matías Garza, ambos del Real San Carlos de Vallecillo y operarios de Mina, piden que se les tome posesión de una mina vieja que fue trabajada durante muchos años por Don José Cordero Ruiz, encontrándose cerca de la hacienda de las señoras Plazas.

Estas dos personas pedían que la mina fuera nombrada Nuestra Señora del Refugio, sin embargo, las autoridades encontraron un problema; pues a principios de 1810 aquel nombre se le concedió al yacimiento trabajado por Don José Alejandro Ramón de Burgos y Don José de Jesús Rocha, por lo que se designó a un perito para que verificara la extensión de aquella mina.

Las autoridades citaron a José Alejandro y a Jesús Rocha, para saber si tenían inconvenientes en que el nombre de la mina denunciada por Joaquín Flores y Matías Garza fuese llamada Nuestra Señora del Refugio; tanto José Alejandro como Jesús Rocha no tuvieron reparos en ceder el nombre de su yacimiento.

Por lo tanto, aquel febrero de 1810 existieron dos minas llamadas Nuestra Señora del Refugio, pero con diferentes dimensiones.

Denuncio de mina por parte de Joaquín Flores y Matías Garza