Impartido por la Magistrada Graciela Buchanan Ortega
La violencia contra la mujer o de género, repercute de manera negativa en todos los ámbitos de la vida social y, por consecuencia, nos afecta a todos. Es tarea de todos luchar por erradicarla, para lo cual, la educación es una de las mejores y más eficaces herramientas disponibles.
Así lo consideró la magistrada Graciela Buchanan Ortega al encabezar el Diálogo Género y Violencia, evento realizado por el Poder Judicial de Nuevo León, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
“La desigualdad social y legal que existe entre hombres y mujeres así como la aceptación o tolerancia de la violencia contra la mujer, son de las causas principales de la violencia ejercida contra estas.
Por tanto, aun cuando legalmente se pueda avanzar para lograr la igualdad material, es necesaria una reeducación social para hacerla efectiva.
Es por esto que la educación formal y familiar, constituye la herramienta indispensable para lograr ese cambio social”, recalcó la magistrada.
Al inicio de su charla hizo referencia a lo establecido en la Constitución Mexicana respecto a la dignidad humana como derecho fundamental del que emanan todos los demás derechos humanos.
La dignidad implica el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona. Se oponen a la dignidad humana, los tratos humillantes, indecorosos o discriminatorios, la violencia, la desigualdad legal y jurídica.
Durante el diálogo “Género y Justicia”, hizo un recuento de la evolución de la mujer en la historia, además de hablar de roles y estereotipos establecidos, que han limitado el pleno desarrollo de la mujer.
Comentó los tipos de violencia que existen, así como las consecuencias de la misma.
Precisó que en el ámbito político, legal, social y personal hay acciones que deben aplicarse contra la violencia.
Políticas: Creación de normas legales, políticas públicas, creación de centros de atención a víctimas, facilitar el acceso a la denuncia, etcétera.
Legales: Persecución y sanción de las conductas violentas. No a la impunidad.
Sociales: Redes de apoyo, relaciones funcionales.
Personales: Identificar factores de riesgo, no tolerar la violencia, búsqueda de centros de apoyo, educar y educarse con el ejemplo.
“La principal acción que creo que debe de haber para todas y para todos es no permitir que nadie nos denigre, no permitir que nadie nos falte al respeto; y el no permitirlo no significa tomar acciones violentas”.
De nada sirve que esté en las leyes la garantía efectiva de los derechos de las mujeres, si no se hacen valer desde lo más mínimo, expresó al señalar que esto inicia desde el hecho de que la persona se valore.
“Yo propondría que desde las primeras etapas de la educación se instruya en materia de equidad, igualdad, respeto y dignidad de las personas y que en casa se apliquen también esos principios como un valor universal”.
Expresó su deseo de que el diálogo haya dejado huella entre los presentes para que nunca permitan que su dignidad sea pisoteada que se valoren se respeten y se respete a los demás.
“Con respeto, con dignidad y siendo ejemplo debemos de trabajar para llegar a donde queremos llegar, ni más ni menos, todos iguales”.
Al concluir su participación la Magistrada Graciela Buchanan recibió un reconocimiento de manos de las magistradas integrantes del Pleno del Tribunal Superior de Justicia.
En el diálogo Género y Violencia, estuvieron presentes magistradas, magistrados, consejeros de la judicatura, juezas y jueces, servidores públicos judiciales, y público en general.